Sofía
y Marta eran dos hermanas que vivían en una bonita casa en medio de un
precioso bosque, a finales del siglo XIX. Sofía era la mayor; tenía 6
años; unos cabellos dorados, largos y rizados sujetos con un gran lazo y
llevaba puesto un vestido gris y blanco. Marta tenía 4 años; unos
ricitos de oro con un bonito lacito puesto; su vestido es rojo, negro y
blanco, y llevaba siempre cogido su juguete favorito: un caballito de
madera. Peny es la gatita de las dos primas; es de color negro y marrón y
es aún un cachorro. Una tarde de otoño, Sofía y Marta se encontraban en
un frondoso bosque lleno de hojas de todos colores por el suelo. Peny
salió corriendo, porque se había asustado y Marta, en cuanto vio que la
gatita se fue, corrió detrás de ella.
-¡Marta,
no te vayas!-repitió varias veces Sofía-. ¡Oh no, ahora tendré que ir a
por ella o se perderá y no volveré a verla jamás! ¡Voy a buscarte,
Marta! -gritó de nuevo.
Pero Marta ya no le oía; se había perdido.
-¡Peny,
gata tonta!-dijo Marta cogiendo a su mascota-. Ahora que me doy
cuenta... ¡creo que nos hemos perdido! No perdamos la calma,
intentaremos llegar a casa.
Llevaban media hora andando cuando...
-¡Un
lobo! ¡Socorro, socorro!-corrío la niña con los ojos cerrados y...
-¡Aaaaah!, pero si eres Sofía. Chocaron y las dos se abrazaron en cuanto
se vieron las caras.
-¿Ahora qué hacemos?
-No te preocupes, yo tiré migas de pan por el suelo para saber volver.
Las siguieron, pero se encontraron con que la mitad de las migas se las habían comido los pájaros.
-¡Oh, oh! Tenemos un problema.
-¡Un problemazo! ¿¡Ahora cómo volvemos!? -le regañó Marta.
-¡Tú te escapaste! ¿No?
-Supongo -respondió desanimada-. ¡¡¡Aaaah!!! ¡Una serpiente!¡Corre!
-¡Ah! ¿Qué es esto?
Corrieron y Sofía se tropezó con algo... ¡Era su caballito de juguete! Estaban en el sitio de antes.
-¡Ja, ja, ja, ja! -se reían a carcajadas, pensaban que estaban acabadas.
-¡Chicas, a merendar que os he preparado unos bocadillos! ¿De qué os reís niñas? -las llamó la abuela.
-De nada, de nada.
La abuela de las niñas se quedó mirándolas como si adivinara lo que había pasado.
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