Un científico, después de tanto tiempo inventó una nave espacial que podía ir muy rápido a cualquier lugar del espacio. Un astronauta va a subirse con su amigo a la nave y van a buscar nuevos planetas. Uno se llamaba Flacucho y otro Gordo.
- Suerte señores y cuando encuentren un planeta nuevo vuelvan -dijo el científico.
- Sí señor -dijeron.
Pasaron 15 minutos y ya se perdieron en un planeta extraño.
- Tengo hambre -dijo uno de ellos.
- Y yo, vayamos a comer -dijo el otro.
Cuando entraron a la nave no había nada para comer.
- ¿Qué ha pasado aquí? -se preguntaban, cuando oyeron un ruido muy raro.
- ¿Qué es ese ruido? -preguntó Flacucho lleno de miedo.
- No sé -dijo Gordo asustado.
Vieron pelo de alguien en un rincón sentado.
- ¿Quién hay ahí?
- Creo que me habéis descubierto -dijo un extraterrestre.
Parecía una persona normal, sólo que era verde.
- ¿Eres un extraterrestre? -preguntó Flacucho.
- Sí, y tú un hombre de la Tierra -dijo.
- Vale, ¿pero no hay más gente como tú? -preguntó Gordo.
- Sí, al otro lado del planeta -respondió.
- Quiero ver tu ciudad -Flacucho.
- Ven, iremos a mi casa.
- Vale, ¿para qué? -dijo Gordo.
- Para borraros la memoria y que no os acordéis de que estáis en este planeta.
- ¿Y por qué no podemos acordarnos? -preguntó Flacucho.
- Porque no queremos que vengan aquí más humanos.
- ¿Y por qué no queréis que vengan más humanos? Podríamos aprender muchas cosas de vosotros -dijo Gordo.
- Porque los humanos sois violentos y nos van a atacar como descubran nuestro planeta.
- Bueno, vale -se conformaron los dos.
- ¡Qué casa tan bonita! -exclamó Flacucho.
- Os borraré la memoria, os quedaréis dormidos y os iréis a la Tierra -dijo el extraterrestre.
- Sí, señor -dijeron.
- Flacucho, tú primero -ordenó Gordo, que era el jefe.
- Me gusta este planeta, aunque no tiene muchas plantas, es rojo y muy bonito -afirmó Flacucho.
Le borraron la memoria a Flacucho y a Gordo y volvieron a la Tierra. Sólo se acordaban de que estuvieron en un extraño planeta, pero no le dijeron nada a nadie. La máquina se rompió de un golpe que se dio, porque el profesor se metió para buscar él mismo un nuevo planeta y sin querer golpeó la nave contra un edificio; al pobre profesor le llevaron a la cárcel. y nunca más se construyó una nueva nave.
- Suerte señores y cuando encuentren un planeta nuevo vuelvan -dijo el científico.
- Sí señor -dijeron.
Pasaron 15 minutos y ya se perdieron en un planeta extraño.
- Tengo hambre -dijo uno de ellos.
- Y yo, vayamos a comer -dijo el otro.
Cuando entraron a la nave no había nada para comer.
- ¿Qué ha pasado aquí? -se preguntaban, cuando oyeron un ruido muy raro.
- ¿Qué es ese ruido? -preguntó Flacucho lleno de miedo.
- No sé -dijo Gordo asustado.
Vieron pelo de alguien en un rincón sentado.
- ¿Quién hay ahí?
- Creo que me habéis descubierto -dijo un extraterrestre.
Parecía una persona normal, sólo que era verde.
- ¿Eres un extraterrestre? -preguntó Flacucho.
- Sí, y tú un hombre de la Tierra -dijo.
- Vale, ¿pero no hay más gente como tú? -preguntó Gordo.
- Sí, al otro lado del planeta -respondió.
- Quiero ver tu ciudad -Flacucho.
- Ven, iremos a mi casa.
- Vale, ¿para qué? -dijo Gordo.
- Para borraros la memoria y que no os acordéis de que estáis en este planeta.
- ¿Y por qué no podemos acordarnos? -preguntó Flacucho.
- Porque no queremos que vengan aquí más humanos.
- ¿Y por qué no queréis que vengan más humanos? Podríamos aprender muchas cosas de vosotros -dijo Gordo.
- Porque los humanos sois violentos y nos van a atacar como descubran nuestro planeta.
- Bueno, vale -se conformaron los dos.
- ¡Qué casa tan bonita! -exclamó Flacucho.
- Os borraré la memoria, os quedaréis dormidos y os iréis a la Tierra -dijo el extraterrestre.
- Sí, señor -dijeron.
- Flacucho, tú primero -ordenó Gordo, que era el jefe.
- Me gusta este planeta, aunque no tiene muchas plantas, es rojo y muy bonito -afirmó Flacucho.
Le borraron la memoria a Flacucho y a Gordo y volvieron a la Tierra. Sólo se acordaban de que estuvieron en un extraño planeta, pero no le dijeron nada a nadie. La máquina se rompió de un golpe que se dio, porque el profesor se metió para buscar él mismo un nuevo planeta y sin querer golpeó la nave contra un edificio; al pobre profesor le llevaron a la cárcel. y nunca más se construyó una nueva nave.
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