María es una niña del pueblo, le gusta escribir y siempre se pone descalza en verano.
Ella
estaba una tarde de verano escribiendo una carta a su amiga, estaba
sola para poder concentrarse, cuando de repente una perrita muy traviesa
le quitó la carta, la pobre salió del pueblo persiguiendo a la perrita,
se adentró en el bosque y se perdió. Sus padres, que eran los más ricos
del pueblo, empezaron a preocuparse, y también sus tres hermanos
pequeños y su mejor amiga. La poca gente que pasó por el parque
aseguraba verla sentada y con una sonrisa misteriosa, parecía enamorada.
- ¡Qué extraño! -dijo el padre-. Mandaré a los policías a que la busquen.
Pero por más que buscaron, no consiguieron encontrarla, se había adentrado mucho en el bosque.
- ¡Oh, no, estoy muy lejos del pueblo! -dijo cuando escuchó las pisadas de varios caballos.
- ¿Eh? ¡Pero si es María!- dijo su mejor amiga, que vivía por allí y acababa de volver.
- Tus padres te están buscando. ¿Qué te ha pasado?
- Una perrita me ha quitado una carta y la perseguí hasta aquí.
- Espera. ¡Estrella! ¿Ha sido esta?
- ¡Sí, sí, sí ha sido ella!
- ¡Chica mala, deberías portarte mejor! Bueno, ¿y si te subes con mi hermano en el caballo y te llevamos a casa?
- ¡Nooo! Mejor tú.
Desde ese momento, Marta, su mejor amiga, supo que María se había enamorado de su hermano.
- Está bien, yo te llevaré
Y en cuanto llegó a casa:
- ¡María, estás aquí, menos mal que estás bien! -se emocionó su madre.
- ¡¿Por esa tontería, nos das estos sustos?! – le regañó su padre, cuando le contó lo que le había pasado.
Y
esta es la historia que os quería contar, aunque al final María dejó de
querer al niño, porque se dio cuenta de que era muy pequeña para
enamorarse.
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